Días antes del terremoto de Lorca, Murcia, tuve la oportunidad de acompañar a Nieves Sanchez en uno de los proyectos en que colabora IGME en Canarias.
En este caso participaremos en una de las descargas de datos de varios de los sismógrafos repartidos por la geografía de Gran Canaria para el estudio de la corteza terrestre mediante telesismos.
Un proyecto internacional en el que trabajan diversos países europeos, entre ellos España.
Se trata de investigar la transmisión de las ondas sísmicas, generadas tanto en las Islas Canarias, como en otros lugares del planeta, y la forma en que lo hacen.
La hora a la que los distintos sismógrafos registran el movimiento sísmico o el temblor da información sobre la forma en que lo hacen. La hora a la que los distintos sismógrafos toman dato del movimiento sísmicos o temblor da información sobre la velocidad de propagación y a su vez la comparativa de los mismos, la dirección de donde provienen, distancia que recorre entre las distintas capas de la tierra en su propagación y la variedad de materiales por los que se transmite ( menor velocidad de propagación en líquidos, y mayor velocidad los sólidos, cuanto mayor densidad tengan mayor velocidad.
En este caso se trata de estaciones temporales, no permanentes, que entre otros lugares, en Gran Canaria; con cinco estaciones repartidas cada 15-20 km. aproximadamente y con unos requisitos a nivel de "ruidos" de actividades de transito humano mínimos (carreteras, caminos, veredas...) permiten registrar telesismos que como su propio nombre indica... lejanos.
Empezamos el la zona de Aldea Blanca
Lo primero revisar todo el equipo, que en todos los casos estaba en perfectas condiciones.
El equipo lo forman cuatro componentes básicamente: El sismógrafo, El ordenador y GPS ( el cual está manipulando Nieves), un acumulador de energía ( batería ) y una célula fotoeléctrica.
En este caso la descarga de datos se hace en el todoterreno.
En el todoterreno cuenta con los repuestos y herramientas necesarias para reparar cualquier avería o rotura de los equipos.
Antes de abandonar la zona, en un recodo del camino nos encontramos con este pequeño oasis.
Nos dirigimos al siguiente punto, a medida que vamos subiendo el cielo se va cubriendo; si llueve tendremos un problema.
La maleza ha crecido mucho gracias a las lluvias en las distintas terrazas.
Todo perfecto, solo hay que limpiar unos hinojos que pueden dificultar la llegada de luz a la placa fotovoltaica.
Detalle del espacio donde esta instalado el sismógrafo, el cual debe cumplir unas especificaciones de tamaño, 1m2, arena y una placa de granito o similar donde se coloca la campana donde está el delicado instrumental.
Aprovechamos el tiempo que dura la descarga de datos para ver las florecillas silvestres de la zona, y utilizamos las plantas para cambiar de zona con el tajinaste rojo y dirigirnos a las cercanías de los Llanos de la Pez
Revisión y descargas de datos.
Como curiosidad nuestros pasos amplificados; es importante tomar nota de la hora de entrada y sálida de la zona para tener en cuenta estos falsos registros.
Volvemos a cambiar de zona y nos vamos al Pinar de Tamadaba.
Detalle del equipo informatizado y autonomo al descubierto.
Esquema básico de un sismógrafo.
Sismógrafo chino del año 132 AD
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